La delegación libanesa encabezada por el vice primer ministro, Saade al Shami, que la semana pasada participó en las asambleas anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en Washington alertó hoy de que la “paciencia” de la comunidad internacional está “comenzando a agotarse”.
“La delegación libanesa descubrió que la comunidad internacional y las instituciones internacionales todavía están interesadas en ayudar al Líbano, pero hay un sentimiento de que la paciencia de estas instituciones está comenzando a agotarse”, advirtió la oficina de Saade en un comunicado.
Lo atribuyó parcialmente a la “lentitud” en la implementación de las reformas que la comunidad internacional pide al Líbano para desbloquear la ayuda financiera, la única salida viable a la grave crisis económica desatada en el país mediterráneo a finales de 2019.
Asimismo, la delegación argumentó que el foco está cambiando hacia países “pobres y emergentes” con crisis “profundas” derivadas de la situación económica mundial, además de dar prioridad al problema alimentario global, alentado por el estallido de la guerra en Ucrania a principios de año.
“Por ello, el Líbano tiene que cumplir con sus obligaciones constitucionales, incluida la votación presidencial y la formación de un Gobierno con plenos poderes para acelerar la implementación de las reformas requeridas y no perder el apoyo de la comunidad internacional“, llamó la oficina del vice primer ministro.
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El pasado abril, el Líbano y el FMI alcanzaron un acuerdo preliminar por el que el país podría recibir una ayuda financiera equivalente a unos 3,000 millones de dólares, pero el entendimiento todavía no ha recibido la luz verde de la dirección del organismo ante la falta de avances en el proceso de reformas.
Otros actores de la comunidad internacional han expresado su voluntad de ayudar a la nación de los cedros, imponiendo también como requisito previo cambios estructurales en el sistema financiero, el sector bancario y la administración pública.
El Parlamento libanés se reunirá el próximo jueves para elegir a un nuevo presidente de la República, si bien por el momento no hay un candidato con apoyos suficiente y todo apunta a que el actual jefe de Estado, Michel Aoun, abandonará el Palacio Presidencial a finales de mes sin que haya un sucesor.
Paralelamente, el país está desde comienzos del verano en manos de un Gobierno interino, sin capacidades legales para asumir las funciones del presidente en caso de un vacío de poder y con poca capacidad de maniobra para liderar el estancado proceso de reforma.
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